Muerte accidental de un Anarkista
Todos los tratan mal, así que los voy a defender. Por puro ánimo de llevar la contra.
La madrugada del 22 de mayo pasado murió un Anarkista. Así con K, como les gusta a ellos. Se hizo volar hacia no sé dónde con una bomba hechiza de un extintor de incendios rellena con pólvora que llevaba en la mochila. Se descrestó en bicicleta y fue a terminar en cualquiera de los lugares en los que no cree.
Dicen que si hay algo que caracteriza a la posmodernidad es la muerte del valor de las ideas. Que ya nadie muere por las ideas. "Nadie muere por el PPD", dice Ramón Griffero, riéndose. Y en su risa tiene razón.
Todo lo contrario, los vemos vivir gracias al PPD. Algunos engordan y se cambian de chiquero, sin ascos, qué ascos van a tener los puercos.
Pero este chiquillo lleva la contra y muere por sus ideas. Ideas más proteicas que toda la chatarra que nutre el ethos de nuestro cuerpo patrio.
Ideas que llegan a ser trasnochadas de lúcidas y que el cerebro colectivo no procesa de tanto ver al imbécil que todos llevamos dentro ahí en la televisión.
Cabros que piensan que destruir es crear y desean la pena capital para el Capital. Cabros que piensan que cuando haya revolución lo veremos todo caer. Morales, edificios, silencios. Y el arte del hombre será destruir. Y destruyendo se hará libre. Y no podrá soportar nada que le recuerde su moral de siervo.
Entonces deberá destruir todo. Digo todo y abran los ojos y tensen el cuello y aprieten el chico. Todo. No quedará edificio en pie. Abajo la superestructura y su hija fea la infraestructura.
Y me imagino quemando el Louvre y saqueando el Prado y haciendo pilas dantescas de parafina y libros en las calles, haciendo Nagasaki con todas las ciudades conocidas, y piedra por piedra desarmando Keops y olvidando nuestras lenguas a piedrazos y haciendo reseteo de la memoria audiovisual y Operación Albania en nuestra moral de imperio y diciendo a los compañeros chinos: "salten sus 5 mil millones al mismo tiempo" y viniéndose abajo nuestras casas, porque cada estructura parida en estos siglos lleva en sí misma el gen capitalista y no deberá sobrevivir nada que permita el recontagio.
En una revolución haremos Bush hasta la belleza porque es belleza photoshop y nos haremos harakiri cuando vengan los accesos de nostalgia pues los huachos que tendremos fornicando como hombres nuevos no encontrarán vestigio ninguno del vencido capital.
Y sólo verán un planeta escombro, un planeta humo, un planeta Paz-Froimovich, un planeta polvo. Y de ese polvo nacerá el hombre nuevo.
*Dramaturgo chileno, autor de "Las niñas araña" y "H.P." (Hanz Pozo).
Domingo 31 de mayo de 2009
Por Luis Barrales* / La Nación Domingo
Hecho Bolsa
http://barricadaweb.entodaspartes.net/2009/05/24/la-honorable-muerte-de-un-anarquista/
http://mexico.indymedia.org/?article678
